URUGUAY 3
La selección de Tabárez acabó cuarta hace un año en Sudáfrica y ganó la Copa América sabiendo lo que hace, explotando sus virtudes y aceptando sus limitaciones. Uruguay jugó con más de una pelota, con la que estaba en el campo y con las que tienen cada uno de los futbolistas charrúas entre las piernas. Así son los uruguayos, que corrieron como si la vida les fuese en ello porque realmente la existencia dependía de sus piernas. El aviso lo dio Uruguay desde que empezó el partido. No salió a jugar la final, salió a ganarla y a tragarse a su rival.
Paraguay fue capturada desde el primer momento y La Albirroja se quedó sin escapatoria. No había salida para el equipo del 'Tata' Martino, que tardó lo inimaginable en respirar y salir de su área. Uruguay puso a Paraguay contra las cuerdas en el primer asalto y abrió el marcador en el 12'.
Antes, Villar salvó dos veces a su selección y otra lo hizo Ortigoza, que también utilizó las manos para sacar un remate de Coates dentro del área. El árbitro no lo vio, como tampoco Verón vio a Luis Suárez en el primer gol. El delantero del Liverpool volvió loco al defensa guaraní, disparó y la cruzó delante de Villar, al que sólo le quedó ver la trayectoria de la pelota, directa al palo y a las redes. Verón, mientras, ya contaba con una camisa de fuerza.
1-0, m.12: Luis Suárez
Uruguay no descansó. Arévalo Ríos y Diego Pérez asfixiaron a Paraguay y Luis Suárez hizo lo propio metros por delante. El 'Lucho' no parece ni futbolista, cuando es uno de los más grandes. Por detrás, estuvo aliado con Forlán, soberbio jugando de enganche y utilizando las dos piernas.
La Celeste se tomó un descanso antes de hacer el segundo y convirtió el partido en una batalla campal en la que molestaba el balón, que ya no estaba invitado a la fiesta. Los paraguayos fueron marionetas de Uruguay, que soltó el segundo gancho cerca del descanso. Ortigoza se durmió en la frontal y Arévalo Ríos apareció como un toro para robarle la cartera y ceder a Forlán, que fusiló a Villar. Fue el primer gol de El 'Cacha' en la Copa América.
Forlán, que no había marcado en toda la competición, se regaló el segundo y el tercero en el último suspiro. Marcó también con la izquierda y lo celebró besándose el escudo que lleva en esa camiseta celeste. Ese beso iba dirigido a las mejillas de todos los uruguayos, campeones de Sudamérica y unos valientes.
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