Real Madrid4-1At. Madrid
Al Real Madrid le tocó lidiar con un rival más fiero de como él mismo se pintaba y un árbitro que permite jugar al límite,y que además, tiene un criterio dependiendo de donde venga el viento. Se adelantó el visitante, el partido giró radicalmente tras el penalti y expulsión de Courtois, aunque aguantó con dignidad una hora en pie con uno menos. Sus propios fallos acabaron por condenarlo, sin botín que valga y 12 años sin exhibir una sonrisa de verdad contra el poderoso rival, cuyo triunfo cobra un valor triple tras el pinchazo del Barça en Getafe.
El Atlético controlaba al poderoso vecino. Pero esas cosas tienen los grandes, que no perdonan una cuando reciben un bofetón. La primera triangulación entre Cristiano, Di María y Benzema acabó con penalti claro y el portero Cortois expulsado por derribo claro del francés. El castigo liberó a Xabi Alonso, hasta entonces inédito por su carcelero Diego (al que Manzano sustituyó por la expulsión), y vaya que lo agradeció el rival. El Atlético no se rindió y siguió remando con su armas. Aplicó la agresividad que permite Lahoz, 'sigan, sigan, sigan' muchas veces en el límite de la dejadez. Pasaron muchas cosas entre ellas alguna fea con un entradón al tobillo de Perea sobre Cristiano rozando la roja.
El portugués ya amenazaba más, sobre todo con disparo raso que rozó el palo y con su equipo ya con el control operativo de la función. Y Ozil y Xabi Alonso ya al mando operacional. El local acorraló al Atlético, dio más velocidad de toque y llegaron las ocasiones, hasta tres antes de irse a los camerinos. Pero unas veces falló la puntería y en la más clara... Domínguez tapó con el cuerpo un remate de gol de Benzema.
Mou modificó la forma de asalto al meter a Higuaín por Di María, con Benzema, al que no le gusta ser referencia fija, tirado al costado. La pareja que deshizo al Dinamo en acción... Pero fue la pifia del año de Godín, que debería haberla cabeceado a su portero y no dejarla votar ante la presión del delantero argentino, la que maldijo la suerte del Atlético definitivamente. El Pipa aprovechó el regalo: lanzó al portero al suelo con un amague, Domínguez resbaló del susto, y marcó a puerta vacía. Ya fue todo a lanzarse contra un frontón. Manzano tardó quizá demasiado en refrescar a una tropa ya extenuada una hora larga con 10, mucho desgaste.
.El enésimo derbi ganado por los blancos se clausuró en una vertiginoso toque-toque soberbio entre Cristiano, con el exterior, e Higuaín que desarmó a los centrales rojiblancos. Claro penalti sobre el argentino de Godín, al que Lahoz, por eso de su criterio unas veces permitiendo la dureza y otras riguroso con el reglamento, expulsó sin pestañear.
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